Dicen que no sabemos lo que es ser madre hasta que llega ese momento. Y así es; ese instante de felicidad es único e incomparable. La emoción es tal que supera al dolor y al agotamiento del nacimiento, y contemplar a nuestro hijo por primera vez hace que el mundo se detenga. Después de ese instante, sólo unos segundos después nuestro alivio es enorme y nuestra manera de expresarlo, como no podía ser de otra manera es con lágrimas; lágrimas de alivio, de consuelo, de alegría, de satisfacción, de felicidad y enternecimiento … esas lágrimas son dulces y únicas pero el significado de ellas permanecerá para siempre en nuestra cabeza y en nuestro corazón. Esas lágrimas son Swettears.